Toda mujer embarazada debe alimentarse con todos los grupos que componen la pirámide alimenticia. Es por ello que, como mujeres, cuando nos vemos enfrentadas a la maravillosa noticia de estar embarazadas, debemos revisar también de forma inmediata nuestros hábitos alimenticios.

Al principio es muy habitual que caigamos en diversos desequilibrios calóricos, debido a que muchos alimentos contienen enormes cantidades de calorías que no podemos determinar y pensamos que por la sencilla razón de estar embarazadas podremos permitirnos comer algunos alimentos que habitualmente no formaban parte de nuestra dieta diaria. Entre estos alimentos están las salsas caseras, las patatas fritas, los snacks y alimentos fritos o las bebidas gaseosas, que como todos sabemos contienen mucho contenido calórico y graso. Pero el embarazo tiene nueve meses, los cuales vienen muy bien para replantearse nuevos hábitos de vida más saludables, y es que no hay mal que por bien no venga.

Es normal tener más ganas de comer este tipo de alimentos que de costumbre, sobre todo por la ansiedad que puede generar el embarazo, pero debemos preguntarnos cuál de toda esa comida que estamos ingiriendo sirve realmente para el crecimiento y el desarrollo del bebé.

El desequilibrio que se produce a raíz del consumo de este tipo de alimentos es muy común durante el periodo del embarazo, pero es difícilmente evitable porque cuando se quiera recapacitar sobre ello, será ya después de haber sentido un hambre voraz y de asaltar la nevera, sensaciones que produce el hambre pero sobre todo el aburrimiento o el nerviosismo ante la futura maternidad. En este punto recuerda siempre que un exceso de grasas y de carbohidratos no es lo más sano y saludable ni para ti ni para el bebé, y reflexiona sobre una nueva forma de controlar el estrés y comer con cabeza.

Si aun así no logras controlar tus impulsos y consumes demasiada comida “basura”, puede que sea recomendable la visita a un nutricionista para que te aconseje y ayude a alimentarte de forma correcta con el fin de que no te falten nutrientes a ti, ni tampoco al bebé que se está formando en tu interior.

 

 

Claves para conciliar el sueño durante el embarazo

 

Durante el embarazo nuestro metabolismo se acelera, surgen más deseos de orinar y el bebé no distingue cuando estamos en periodos de actividad o de descanso, por tanto, mientras tú tienes ganas de dormir, por ejemplo, puede que el bebé solo quiera jugar con el cordón umbilical y dar toquecitos en tu barriguita.

Esta situación puede tener solución siempre y cuando realices algunos cambios en tus hábitos. Puedes comenzar con una rutina suave de ejercicio, como por ejemplo haciendo un poco de yoga.  Durante el día lo más recomendable será relajarte y dormir la siesta, pero no más allá de 15 o 20 minutos. Es mejor descansar durante muchos periodos breves de tiempo que pegarse una siesta de cuatro horas que te deje noqueada después y con más dolores de espalda.

Antes de irte a la cama por la noche recuerda no alimentarte de cosas con demasiada grasa. Como la temperatura corporal aumenta es mejor acostarse con un estado de ligereza y no de pesadez. Un buen colchón también será fundamental para poder dormir y descansar de la mejor forma posible. Dormir de costado será la posición que mejor te permitirá descansar, asegurando al mismo tiempo un mejor aporte de oxígeno al bebé.