Todos aquellos que tienen la fortuna de ser padres, ya sabrán a estas alturas que sus hijos tienden a despertar varias veces durante la noche, y aunque el proceso de cuidar a un recién nacido es bonito y confortante, es cansado a partes iguales como consecuencia de este sueño interrumpido.

La situación de tener que levantarse en la noche dura varios meses, y es por ello que se da un gran cansancio físico en el cuerpo de aquellos padres que se levantan para atender a sus hijos, y especialmente en aquellas madres que son lactantes. Sin embargo, sabemos que es la única forma que los bebés encuentran de comunicarse, por lo que apenas tiene solución, salvo interpretar lo más rápido posible las necesidades que les han llevado a llorar y a despertarse. Identificar los llantos también es algo que se aprende con el tiempo, pero si lo que quieres es procurar evitar que el ciclo de sueño se quiebre cada dos por tres cuanto antes, puedes comenzar por establecer turnos con tu pareja con el fin de que podáis dormir a partes iguales lo máximo posible.

Realizar turnos en parejas para cuidar a un hijo en horarios nocturnos ayuda mucho a la relación, además de ser una excelente rutina para crear lazos afectivos mucho más sólidos con el recién nacido y para ayudar a construir una familia con mejores cimientos para el futuro.

 

sueño bebés

Trastornos del sueño en los niños

 

Pero los problemas de sueño no son solo cosa de bebés, y muchas veces escuchamos o nos percatamos de que nuestros hijos más mayores también despiertan asustados o llorando durante la noche sin una aparente razón lógica. Esta situación hace que no sepamos cómo consolarlos, debido a que son pequeños y a que muchas veces no han aprendido aun a expresar con palabras su malestar. Este tipo de situación está generada en ocasiones por un temor nocturno conocido como trastorno del sueño, que es similar a una pesadilla pero que incluso puede llegar a ser más aterrador para los peques, por lo que será muy importante intentar comprender y no perder nunca la paciencia.

Debemos entender que el sueño en el transcurso de la noche pasa por una serie de fases, aquella que está relacionada directamente con actividades cerebrales y se da en la fase de movimiento ocular rápido conocida como REM, es aquella en la que se producen la gran mayoría de los sueños. Sin embargo, los temores nocturnos no ocurren durante la fase REM, a diferencia de las pesadillas. La razón es que el temor nocturno no es considerado un sueño desde el punto vista técnico, sino que es considerado como una reacción al miedo y tiene su aparición durante el transcurso de una fase del sueño a otra. Por lo general estos cambios de fase son suaves, no obstante, en ocasiones el niño se agita y puede llegar a asustarse. Si tu pequeño/a pasa por este proceso, lo más probable es que despierte gritando y/o llorando y se encuentre agitado, de manera que no olvides que necesita que le entiendas y le calmes para recuperar la tranquilidad.

Estos cambios producen una hiperactivación del sistema nervioso central durante el sueño, y aunque en algunas ocasiones esto puede ser heredado, lo habitual es que se presente en niños que se encuentran normalmente cansados, enfermos o fatigados. Estos temores nocturnos tienen una mayor aparición en niños de 4 a 12 años, no obstante, también existen casos de niños que lo sufren ya en torno a los 18 meses.