Después del parto es conveniente tener algunas precauciones en la higiene hasta que te recuperes completamente. Ya sea que hayas tenido parto natural o por cesárea, la higiene íntima posterior a éste debe ser muy cuidadosa para evitar infecciones en la herida de la superficie del útero que deja la placenta al salir. Además, la vagina y el cuello del útero están más dilatados de lo habitual, por lo que los gérmenes pueden ingresar más fácilmente.

Por otra parte, la sutura de la episiotomía si te la practican, o en su caso la de la cesárea, son heridas externas que también es importante cuidar. Desde luego, tu organismo tiene mecanismos de defensa naturales como la flora bacteriana que ayuda a protegerte contra bacterias, pero tú también puedes contribuir.

 

La importancia de un aseo adecuado

La limpieza del área de la vagina debe ser igual haya o no algún tipo de sutura y siempre será externa. La vagina está preparada fisiológicamente para las lesiones que produce el parto y posee una sorprendente capacidad de cicatrización.

Utiliza solo agua templada y jabón neutro, de glicerina, para asear esta zona. No emplees productos antisépticos o desinfectantes si no son recetados por tu ginecólogo. El lavado y el secado debes hacerlo de adelante hacia atrás (vagina-ano) para evitar pasar gérmenes de la zona rectal.

En el baño de la mañana asea meticulosamente la zona y, por la noche, si te resulta cómodo, refréscala de la misma manera. No es aconsejable lavarse más de dos veces al día, ya que el exceso de humedad dificulta la cicatrización.

 

Otras recomendaciones a seguir

El primer baño tras el parto se recomienda que lo tomes en compañía de alguien para evitar accidentes. Es normal que al asearte en esta primera ocasión y al estar de pie, notes una pérdida abundante de sangre. Durante el proceso de cicatrización (aproximadamente 40 días) y mientras estés manchando, no es aconsejable meterte en la bañera o en una piscina, ya que el agua estancada acumula gérmenes que pueden producirte una infección.

Después vuelve a tu higiene habitual. Presta atención ante los cambios en el aspecto y el olor de los loquios (secreciones sanguinolentas que se expulsan por la vagina junto con los restos que queden del parto), aunque por lo general su olor es fuerte, si se presenta infección éste suele ser muy desagradable, pero sobre todo mantén una higiene meticulosa mientras los haya.